lunes, 20 de agosto de 2012

ESE PRIMER ENCUENTRO...


Ahí estaba yo,
sola ante tu presencia.
Me sentia impresionada,
ante tú majestuosidad.
Te veias grande y poderoso,
frente a mi insignificante porte.



Era todo un puro contraste.
Un juego de efectos.
Un conjunto de contrariedades.
Diferentes con un fondo comun.
Nuestra pasion no reprimida.



Ambos anhelabamos lo mismo.
Ese contacto que nos hace sentir vivos.
Que llena todos nuestros espacios vacios,
y nos conducen al abandono del cuerpo.
Nos llevan hasta puntos incalculables,
de sentidos y sentimientos.



Alli uno frente al otro,
nuestras miradas fijas en el rostro,
nos llevaba a un estado de nerviosismo,
que acelera nuestras pulsaciones,
alterando nuestro metabolismo.



Nuestros poros empiezan a hacer visible,
el contenido de nuestras miradas.
Miradas sinceras y claras,
en las que nada se oculta.
En las que puedes leer la mente de tu oponente,
y casi sentir lo que siente,
respirar lo que respira y ver lo que ve.



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