Me desperté en medio de la noche.
El calor se apoderaba de la habitación.
Mi cuerpo empapado ardía al unisono.
Necesitaba apagar esa sensación ajena.
Ese estado que no podía sobrellevar.
Mientras me dirijía al baño,para refrescarme,
un sonido lejano,llegó a mis oidos.
Dentro de mi estado semidormido,quise relacionar el ruido,al que emite el timbre con su tintineo.
Como si en sueños me hallara,me dirijí hacia la puerta con cierto recelo.
No sabía quien podía llamar.
No esperaba a nadie a esas horas intempestivas.
Con voz entrecortada y en un tono muy bajo,contesté por el auricular,esperando una respuesta.
Esta no se hizo esperar.
Estabas ahí.Debajo de mi casa,tocando en mi timbre,esperando que yo te abriera la puerta.
No podía creerlo.
Mis maximas fantasias,quizá,estuvieran a punto de realizarsen.
Había soñado tanto, con ese posible momento.
Con esa llamada.Con tu presencia en mitad de la noche,que mi cuerpo no podía reaccionar.
Mi oreja seguía pegada al auricular,pero mi boca no esbozada ninguna palabra.
Los nervios habían paralizado mi dicción.
Mis sentimientos bloquearon mi reacción.
Mientras, te seguía oyendo decir tu nombre y ese esperado momento de "abreme,soy yo"
A penas sabiendo muy bien que sucedía,mi dedo pulso el interruptor de apertura y mi mano colocó,deslizandoló,el auricular en su sitio correcto.
Tanto había soñado con ese momento,que ahora que había llegado,no sabía mi reacción.
En mis sueños,le esperaba envuelta en encajes y transparencias.Pero en este momento,tan bloqueada como estaba,por esta aparición,deseada,pero que creía casi imposible,ni localizaba en mi mente,esos encajes y sedas.
Estaba inmovil frente a la puerta,aún cerrada.
Parada como si me hubiera quedado muerta en ese momento que sonó el timbre.
Los minutos se hicieron horas,dias,incluso semanas,esperandolé ahí plantada.
De repente,y provocandome un susto existencial,sonó el ding dong.
Miré fija a la puerta,como si con mis ojos,pudiera traspasar cualquier cosa.
Como si con mis ojos,pudiera hacer rayos X de él,traspasando el inconveniente que nos separaba de estar frente a frente.
No veía nada,pero daba esa sensación.
Abstraida en todos estos pensamientos y estando mi vista aún fija en la puerta,como pude, llevé mi mano hasta la manivela y giré de ella,dando apertura a él.
Sin mover mis ojos de la posición inicial,al abrir,se encontraron con los de mi sueño hecho realidad.
Ahí estabas.
Quieto.
Elegante.
Erguido.
Majestuoso.
Bello,como solo él lo es.
......
............
(Continuará....)
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